La guerra es la paz. La libertad es esclavitud. La ignorancia es la fuerza
Los términos del discurso político tienen típicamente un doble significado. Uno viene en el diccionario, yel otro es doctrinal, al servicio del poder.
Tomemos democracia.
De acuerdo con su significado habitual, una sociedad es democrática si el pueblo
puede participar significativamente en el manejo de sus propios asuntos. Pero el significado doctrinal es
diferente; se refiere al sistema en que las decisiones son tomadas por influyentes sectores de la economía
y de las élites relacionadas. La población sólo es «espectadora de la acción» y no «participante», como
han puesto de manifiesto prominentes teóricos de la democracia. Se le
permite ratificar las decisiones de sus superiores y prestar su apoyo a unos u otros de ellos, pero no
interferir en asuntos como la política, que no son de su incumbencia.
Si se sale de la aparia y se baja a la arena política, eso no es democracia. Más bien es una crisis
democrática según el lenguaje al uso, una amenaza que debe ser derrotada en uno u otro sentido.
0 tomemos la libre empresa, un término que se refiere en la práctica a un sistema de subsidios públicos y
beneficios privados, con una intervención masiva del gobierno en la economía con el objeto de garantizar
el bienestar de los ricos. De hecho, su uso corriente en cualquier frase que contenga la palabra «libre»,
significa lo contrario del uso anterior.
0 bien defensa contra agresión, una frase que se suele usar para referirse a una agresión. Cuando EEUU
atacó a Vietnam del Sur a principios de los años sesenta, el héroe liberal Adlai Stevenson entre otros,
explicó que estábamos defendiendo a Vietnam del Sur de una agresión interna, esto es, de la agresión que
los campesinos sudvietnamitas estaban ejercitando sobre el Ejército del aire norteamericano y sobre
nuestros mercenarios, de forma que debían sacarles de sus casas y llevarlos a campos de concentración
para «protegerlos» de la guerrilla, aunque estos campesinos desearan sostener a la guerrilla, y el régimen
pronorteamericano no fuera más que una cáscara vacía como se reconocía en todas partes.
El sistema doctrinario ha hecho tan bien su trabajo que incluso hoy, 30 años después, la idea de que
Estados Unidos atacó a Vietnam del Sur es impensable, inmencionable. las verdaderas intenciones de la
guerra están hoy más allá de cualquier discusión. los guardianes de la política correcta, pueden estar
orgullosos de un logro que difícilmente podría conseguirse en un Estado totalitario bien gestionado.
0 echemos una mirada al término «proceso de paz». Los ingenuos pueden pensar que se refiere a los
esfuerzos para alcanzar la paz. Bajo este significado podríamos decir que el proceso de paz en Oriente
Medio incluye, por ejemplo, la oferta de un tratado de paz completa a Israel hecha por el presidente Sadat
de Egipto en 1971, en la línea defendida virtualmente por todo el mundo, incluidos funcionarios
estadounidenses; la resolución del Consejo de Seguridad de enero de 1970 introducida por los países
árabes con el respaldo de la OLP, hacía un llamamiento para el establecimiento de dos Estados en
términos prácticamente aceptados por toda la comunidad internacional. La OLP ofreció durante todo el
año 1980 negociar con Israel para lograr un reconocimiento mutuo, y anualmente se vota en la Asamblea
General de las Naciones Unidas resoluciones en este sentido.
Pero los sofisticados analistas norteamericanos entienden que estos esfuerzos no forman parte del proceso
de paz. las razones, según los «guardianes de la política correcta» es que el término, proceso de paz, se
refiere tan sólo a lo que hace el gobierno, en el caso mencionado, bloquear un proceso de paz verdadera.
Los esfuerzos anteriormente señalados no forman parte del proceso de paz, ya que EEUU vetó la
resolución del Consejo de Seguridad y se opuso a las negociaciones y al mutuo reconocimiento de Israel y
la OLP, y sigue vetando regularmente cualquier intento de paz auspiciado por la ONU o cualquier otro
organismo. (Como anteriormente señalaba N. Chomsky, esto es valido hasta que el proceso de paz sea
conducido seqún los intereses norteamericanos. En el momento actual se está produciendo el
reconocimiento mutuo y se está firmando, un acuerdo de paz, pero según los intereses de EEUU y su
aliado sionista, desoyendo las precedentes resoluciones de la ONU que llamaban a una retirada total e
incondicional de los territorios ocupados ilegalmente por Israel. El proceso de paz está limitado por los
intereses norteamericanos, que reclaman un acuerdo concreto sin el reconocimiento de todos los
derechos nacionales palestinos. Así funciona el asunto. los políticos que no sean capaces de desarrollar
esta habilidad pueden ir buscándose otra profesión.
Hay muchos otros ejemplos. Tomemos el término interés especial. La bien engrasada maquinaria del
Partido Republicano acusaba regularmente durante los años ochenta a los demócratas de ser el partido de
los intereses especiales: mujeres, trabajadores, tercera edad, jóvenes, granjeros etc., es decir, el pueblo en
general. Sólo había un sector de la población que nunca salía en las listas: las corporaciones y el
mundo de los negocios en general. Tiene sentido. En el discurso de los guardianes de la corrección
política sus intereses especiales son los intereses nacionales ante los que todo el mundo debe inclinarse.
los demócratas argumentaban airadamente que ellos no formaban parte de intereses especiales: ellos
servían también a los intereses nacionales. Era cierto, pero su problema es que no tenían en cuenta la falta
de conciencia y la simplicidad de la gente a la que iba destinado el mensaje de sus oponentes. los
republicanos no tenían ninguna duda de a quién representaban, a los ricos y a los propietarios, quienes
estaban sosteniendo una agria batalla de clases contra la población en general, a menudo adoptando
conceptos y retórica marxista vulgar, invocando la histeria, el miedo y el terror, clamando por grandes
líderes y otros mecanismos de control de la población. los demócratas son menos claros en sus alianzas, y
por lo tanto menos efusiva su propaganda.
Finalmente analicemos el término conservador, que se ha convertido en referencia para los defensores de
un Estado poderoso que interfiere masivamente en la vida económica y social de los pueblos. Reclamaron
grandes inversiones públicas y un buen cúmulo de medidas proteccionistas para después de la guerra
contra los riesgos del mercado, estrechar las libertades individuales a través de la legislación y la
jurisprudencia, proteger al Santo Estado (En efecto, Israel concede una autonomía limitada de parte de los
territorios ocupados por la fuerza de las armas y sique negando la posibilidad de un Estado palestino. Es
decir, el acuerdo dá ez legitima lo conquistado por la violencia. N.T.) de las inspecciones arbitrarías de
irresponsables ciudadanos etc., es decir, todo aquello que era precisamente lo contrario del
conservadurismo más rancio. Su alianza es con «la gente dueña del país» y que por lo tanto «debe
gobernarlo», según las palabras de la Fundación del Padre John Jay
En realidad no es difícil de entender, una vez que se le coge el truco.
Para conseguir que el discurso político tenga sentido, es necesario traducirlo correctamente, decodificar el
doble sentido que aparece en los medios de comunicación, en los discursos de los cienfificos sociales de
carácter academicista, y en las órdenes religiosas seculares. Su función está clara: se trata de imposibilitar
que las palabras tengan un sentido coherente en asuntos de índole social. Podemos estar seguros
de que poco será inteligible de cómo funciona nuestra sociedad y de qué está pasando en el mundo. Una
gran contribución a la democracia, en el sentido que los guardianes de la política correcta entienden.